Al menos dos tercios de los kenianos votaron ayer a favor de una nueva Constitución, según los últimos datos provisionales del referéndum publicados hoy por la Comisión Electoral del país africano
Con más del 80% de lo voto escrutado, el “Sí” a la reforma constitucional obtendría un 69% de los sufragios, mientras que el “No” apenas lograría el 31%. Una jornada, en la que no se han registrado incidentes de gravedad, y que demuestra los anhelos de la población keniana por cerrar las heridas de la ola de violencia post electoral que, en 2008, se cobrara la vida de 1.500 personas.
“Es un evento histórico para el país y un hito en la agenda de las reformas, que indica el compromiso del Gobierno de Nairobi con los cambios fundamentales”, señalaba la responsable de Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, al conocer los primeros resultados; mientras aseguraba que la nueva Carta Magna “reforzará la estabilidad y prosperidad” del país africano.
Sin embargo, el voto de confianza otorgado desde la UE, lo cierto, es que todavía cuenta con la disidencia de buena parte de la clase política keniana.
Pese a reconocer la derrota, el principal adalid de los opositores a la reforma constitucional -el ministro de Educación Superior, William Ruto- reconocía ayer su temor a que el nuevo texto contribuya “a acrecentar las divisiones existentes entre la comunicad cristiana y musulmana”.
Y no parece una falacia. Desde su promulgación, los “rojos” o partidarios del “No”, liderados por las iglesias tradicionales y el ex presidente Daniel Arap Moi, centraron sus críticas a la Constitución en dos puntos específicos: el aborto terapéutico y la persistencia de los tribunales islámicos familiares.
Dos polémicas, que podrían llegar a empañar uno de los textos democráticos más avanzados del continente y en el que se introducen, por ejemplo, medidas para frenar la asfixiante corrupción política, así como otorga nuevas garantías jurídicas al sector femenino.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
“Es un evento histórico para el país y un hito en la agenda de las reformas, que indica el compromiso del Gobierno de Nairobi con los cambios fundamentales”, señalaba la responsable de Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, al conocer los primeros resultados; mientras aseguraba que la nueva Carta Magna “reforzará la estabilidad y prosperidad” del país africano.
Sin embargo, el voto de confianza otorgado desde la UE, lo cierto, es que todavía cuenta con la disidencia de buena parte de la clase política keniana.
Pese a reconocer la derrota, el principal adalid de los opositores a la reforma constitucional -el ministro de Educación Superior, William Ruto- reconocía ayer su temor a que el nuevo texto contribuya “a acrecentar las divisiones existentes entre la comunicad cristiana y musulmana”.
Y no parece una falacia. Desde su promulgación, los “rojos” o partidarios del “No”, liderados por las iglesias tradicionales y el ex presidente Daniel Arap Moi, centraron sus críticas a la Constitución en dos puntos específicos: el aborto terapéutico y la persistencia de los tribunales islámicos familiares.
Dos polémicas, que podrían llegar a empañar uno de los textos democráticos más avanzados del continente y en el que se introducen, por ejemplo, medidas para frenar la asfixiante corrupción política, así como otorga nuevas garantías jurídicas al sector femenino.
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