La ciudad alemana de Manheim alberga al primer banco islámico de Alemania, para atender a la población turca. Los planes para abrir nuevos bancos islámicos se siguen unos a otros, y entre ellos está el de erigir el mayor banco de estas características jamás abierto, en Bahrein. Esta institución económica está enraizada en las concepciones económicas del Corán, y por tanto sigue valores que se forjaron en la Edad Media. Pero la banca islámica es muy reciente; comenzó en 1975 en la forma en que ahora la conocemos.
Una de las prescripciones del Corán es la prohibición de cobrar interés, pero sin interés no hay banca, islámica o no. Esta dificultad la solventa con una mayor implicación de la banca en los negocios de sus clientes. En lugar de prestar dinero y esperar a que el prestatario obtenga un interés, un beneficio, con su negocio y pueda más tarde devolver el préstamo más los intereses, la banca islámica participa del negocio de sus clientes. Recurre, para ello, a acuerdos mercantiles con sus clientes.
Esta cercanía con el cliente puede limitar su crecimiento, pero por otro lado también puede conferir a los bancos islámicos una seguridad que es más incierta en la banca tradicional. En un momento de crisis, como el actual, estas entidades financieras saben seguir creciendo: un 15 por ciento en la última década. Manejan cantidades pequeñas en comparación con la banca tradicional, pero no desdeñables, que rondan los 300.000 millones de dólares. ¿Puede llegar a ser una amenaza para los bancos occidentales?
Lauren Weill ha elaborado un informe para el Instituto de Economías en Transición del Banco de Finlandia (Bofit) titulado ¿tiene la banca islámica mayor poder de mercado?, en el que recoge, entre otros, los datos surgidos de la experiencia de 17 países en los que han convivido la banca convencional y la islámica entre 2000 y 2007. Y a partir de ahí intenta apreciar el poder de mercado de ambos tipos de finanzas.
Según el clásico índice de Lerner para ver el poder de mercado, “no hay diferencias significativas en el poder de mercado de los bancos islámicos y de los convencionales”. Cuando afina el análisis, y controla otras variables, como el control del riesgo, el tamaño y el tipo de actividades, el informe va un poco más allá y dice que “los bancos islámicos tienen un menor poder de mercado”. Se pensaba generalmente que el peso de la religión, aunque limita geográfica y socialmente su incidencia, le otorgaba a este tipo de bancos un poder de mercado mayor.
Una de las conclusiones del informe, en línea con otros estudios previos, es que una de las razones de esa limitación en su poder de mercado es que la obtención de beneficios es sólo uno de los objetivos, y sólo en la medida en que son esenciales para seguir con la actividad. Pero la búsqueda de beneficios es importante no sólo para eso, sino para ser crecientemente competitivos, y ahí la banca islámica tiene un pequeño freno. El principal objetivo de este tipo de entidades financieras es lograr que sus clientes adopten su comportamiento a las normas económicas dictadas por el Corán y por la Sharía.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Una de las prescripciones del Corán es la prohibición de cobrar interés, pero sin interés no hay banca, islámica o no. Esta dificultad la solventa con una mayor implicación de la banca en los negocios de sus clientes. En lugar de prestar dinero y esperar a que el prestatario obtenga un interés, un beneficio, con su negocio y pueda más tarde devolver el préstamo más los intereses, la banca islámica participa del negocio de sus clientes. Recurre, para ello, a acuerdos mercantiles con sus clientes.
Esta cercanía con el cliente puede limitar su crecimiento, pero por otro lado también puede conferir a los bancos islámicos una seguridad que es más incierta en la banca tradicional. En un momento de crisis, como el actual, estas entidades financieras saben seguir creciendo: un 15 por ciento en la última década. Manejan cantidades pequeñas en comparación con la banca tradicional, pero no desdeñables, que rondan los 300.000 millones de dólares. ¿Puede llegar a ser una amenaza para los bancos occidentales?
Lauren Weill ha elaborado un informe para el Instituto de Economías en Transición del Banco de Finlandia (Bofit) titulado ¿tiene la banca islámica mayor poder de mercado?, en el que recoge, entre otros, los datos surgidos de la experiencia de 17 países en los que han convivido la banca convencional y la islámica entre 2000 y 2007. Y a partir de ahí intenta apreciar el poder de mercado de ambos tipos de finanzas.
Según el clásico índice de Lerner para ver el poder de mercado, “no hay diferencias significativas en el poder de mercado de los bancos islámicos y de los convencionales”. Cuando afina el análisis, y controla otras variables, como el control del riesgo, el tamaño y el tipo de actividades, el informe va un poco más allá y dice que “los bancos islámicos tienen un menor poder de mercado”. Se pensaba generalmente que el peso de la religión, aunque limita geográfica y socialmente su incidencia, le otorgaba a este tipo de bancos un poder de mercado mayor.
Una de las conclusiones del informe, en línea con otros estudios previos, es que una de las razones de esa limitación en su poder de mercado es que la obtención de beneficios es sólo uno de los objetivos, y sólo en la medida en que son esenciales para seguir con la actividad. Pero la búsqueda de beneficios es importante no sólo para eso, sino para ser crecientemente competitivos, y ahí la banca islámica tiene un pequeño freno. El principal objetivo de este tipo de entidades financieras es lograr que sus clientes adopten su comportamiento a las normas económicas dictadas por el Corán y por la Sharía.
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