Cerca de 40 asociaciones marroquís de Catalunya se reunieron ayer en Barcelona para exponer sus inquietudes a Mohammed Ameur, ministro de la Comunidad Marroquí en el Extranjero y, de paso, escuchar complacidos un mitin sobre la unidad territorial.
«Vamos a solicitar integrar el árabe en el sistema educativo», afirmó Ameur, que considera que la legislación es receptiva a la propuesta.
El ministro mostró su preocupación por el desconocimiento de muchos marroquís, que han crecido en territorio catalán, de su propia cultura. «Nos hemos comprometido en la creación de un centro cultural en Barcelona para dar a conocer Marruecos a los marroquís de origen y también a los catalanes».
Sin embargo, el paro, más virulento dentro de la comunidad marroquí, es la principal causa de desvelos. «Estamos muy preocupados por la situación de vulnerabilidad y, sobre todo, por la renovación de los permisos de residencia y trabajo, y por las familias más necesitadas». Por ello Ameur intentará hablar con representantes del Gobierno para «flexibilizar» un poco la situación. Otras voces anónimas fueron más críticas: «Nosotros hemos ayudado a levantar el país y ahora...».
Según Latifa El Hassani, vicepresidenta de la Unión de Mujeres Marroquís Immigrantes (UMMI), algunos maridos están enviando a sus mujeres e hijos de vuelta a Marruecos y alquilando habitaciones con otros compatriotas para recortar gastos ante la falta de trabajo. «El paro es nuestra principal preocupación, sobre todo de las mujeres. No pueden trabajar, viven del paro del marido y la violencia doméstica está creciendo; también los divorcios», aseguró. Lamentó los problemas educativos («el 90% no acaban los estudios ni alcanzan la universidad») y denunció que «muchos padres llevan a sus hijos a estudiar a la mezquita».
El Griri Ahmed, uno de los portadores de una pancarta en la que se pedía el estatuto de autonomía para el Sáhara (que fue recibida con aplausos), pidió al ministro «cambiar el consulado de Barcelona porque es corrupto». Ahmed se quejó del precio de los pasaportes y del papel de los intermediarios que hacen los trámites en el consulado. Ameur replicó con diplomacia no estar al tanto. «Si es cierto, lo arreglaré».
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
«Vamos a solicitar integrar el árabe en el sistema educativo», afirmó Ameur, que considera que la legislación es receptiva a la propuesta.
El ministro mostró su preocupación por el desconocimiento de muchos marroquís, que han crecido en territorio catalán, de su propia cultura. «Nos hemos comprometido en la creación de un centro cultural en Barcelona para dar a conocer Marruecos a los marroquís de origen y también a los catalanes».
Sin embargo, el paro, más virulento dentro de la comunidad marroquí, es la principal causa de desvelos. «Estamos muy preocupados por la situación de vulnerabilidad y, sobre todo, por la renovación de los permisos de residencia y trabajo, y por las familias más necesitadas». Por ello Ameur intentará hablar con representantes del Gobierno para «flexibilizar» un poco la situación. Otras voces anónimas fueron más críticas: «Nosotros hemos ayudado a levantar el país y ahora...».
Según Latifa El Hassani, vicepresidenta de la Unión de Mujeres Marroquís Immigrantes (UMMI), algunos maridos están enviando a sus mujeres e hijos de vuelta a Marruecos y alquilando habitaciones con otros compatriotas para recortar gastos ante la falta de trabajo. «El paro es nuestra principal preocupación, sobre todo de las mujeres. No pueden trabajar, viven del paro del marido y la violencia doméstica está creciendo; también los divorcios», aseguró. Lamentó los problemas educativos («el 90% no acaban los estudios ni alcanzan la universidad») y denunció que «muchos padres llevan a sus hijos a estudiar a la mezquita».
El Griri Ahmed, uno de los portadores de una pancarta en la que se pedía el estatuto de autonomía para el Sáhara (que fue recibida con aplausos), pidió al ministro «cambiar el consulado de Barcelona porque es corrupto». Ahmed se quejó del precio de los pasaportes y del papel de los intermediarios que hacen los trámites en el consulado. Ameur replicó con diplomacia no estar al tanto. «Si es cierto, lo arreglaré».
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