Cerca de 20.000 musulmanes inician el Ramadán en CastellóRezos, ayunos y buenas acciones purgarán el espíritu de los fieles que durante estas treinta jornadas se abstendrán de comer, beber, fumar o tener actuaciones «inmorales» desde el amanecer hasta el ocaso.
Unos días de reflexión, de encontrarse a uno mismo, de oración y sacrificio. Días de entrega a los demás, de saber apreciar el sentimiento de los más necesitados. Tiempo para priorizar la parte espiritual de la persona, para vivir en comunidad, para meditar sobre sus hechos y expiar sus pecados, celebrando la llegada del Corán y de Dios. Este es el sentimiento que desde el ocaso del pasado viernes inunda la mente y el corazón de los casi 1.200 millones de musulmanes que se encuentran repartidos por el mundo.
Con la última luna se inauguró el noveno mes del calendario lunar islámico. El Ramadán se abrió paso en todo el mundo; de oriente a occidente; en Mauritania, Argelia, Islamabad, en Rabat o en Valencia. Los más de 130.000 musulmanes que viven actualmente en la Comunitat Valenciana están de celebración. «El Ramadán es el mes más esperado por los musulmanes, no es un sacrificio, es un placer, es la primavera de los creyentes», asevera Abbdel Azziz, portavoz del Centro Cultural Islámico de Valencia.
El calendario lunar señala los días y el sol la abstinencia. Es la aparición de la luna nueva la que marca el inicio de este mes dedicado a la devoción y la solidaridad, pero es el sol el que marca también el fin del ayuno tras el ocaso.
Y es que, el Ramadán va inevitablemente acompañado de los rezos y el ayuno, que desde ayer, debe ser respetado por todos los creyentes. Esta privación, que tiene un «carácter purificador» se realiza durante las horas diurnas, desde el alba hasta la puesta de sol.
Pero la abstinencia no consiste únicamente en evitar la comida y la bebida, sino también los comportamientos inmorales. «El ayuno es una escuela donde se aprende a tener paciencia y autocontrol sobre el cuerpo, y a entender cómo se sienten los que pasan hambre», declara Abbdel.
No obstante, los rezos también son una parte fundamental del Ramadán. Son cinco, los rezos obligatorios que se deben respetar durante el año, repartidos en las diferentes horas del día, con una duración de no más de 10 o 15 minutos. Pero durante este mes de celebración son más los creyentes que acuden a las mezquitas a celebrar en comunidad esta festividad.
Durante el Ramadán son muy comunes las reuniones familiares, sobre todo durante la noche, en la que se realiza una comida ligera o «iftar» que supone la ruptura del ayuno. Los platos son energéticos, con grasas y dulces, en la que nunca faltan los dátiles y la leche. Las familias celebran el Ramadán con platos típicos. Para comenzar el día, los musulmanes realizan un desayuno o «suhur» antes de que salga el sol y una media hora antes de realizar el primer rezo. Durante todo el mes las oraciones se incrementan y es habitual hacer un rezo o «Salat Taraweeh» sobre las 10.00 de la noche en la mezquita.
Al finalizar este mes de alegría, se celebra el «Id al-Fitra», que significa «romper el ayuno», y se convierte en un día festivo donde se realiza una contribución especial de carácter obligatorio en forma de alimento o dinero a los más desfavorecidos antes de la caída del sol.
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