domingo, 15 de febrero de 2009

Choque de civilizaciones o un nuevo orden mundial: Religiones, ideologías y... la tecnología

Buenos Aires,15 de Febrero de 2009, Juan R. Nazar,Director de La Opinión.

La UNESCO se ha trazado como uno de sus objetivos la restauración de la mezquita de Samarra, construida en el siglo IX.

En el amanecer del siglo XXI, la humanidad se enfrentará a nuevos desafíos. Durante el siglo que pasó, se produjeron dos guerras mundiales en la que Alemania ocupó el centro del conflicto bélico. En las dos oportunidades, por cuestiones estratégicas e ideológicas Alemania fue vencida por una alianza de las principales potencias europeas, sobre todo por la intervención en la Segunda Guerra de la Unión Soviética y los Estados Unidos, que surgen después del conflicto bélico como las dos superpotencias que se distribuyen las áreas de influencia en todo el planeta.

Esa alianza se concertó para detener el avance del nazi-fascismo, encarnado en dos líderes -Adolf Hitler y Benito Mussolini- que llegaron al poder por la voluntad popular. Ambos pretendían rescatar viejas glorias e imponer la concepción filosófica –en el caso de Alemania- de la superioridad de la raza aria por sobre todas las demás.

LA TESIS SUSTENTADA POR HITLER

Hitler empleaba la tesis principal sustentada en el “peligro judío” en la que hablaba de una conspiración para ganar el liderazgo mundial, y describe su aversión a lo que cree son los males del mundo: el comunismo y el judaísmo, y declaraba su propósito de erradicarlos de la faz de la tierra.

Anuncia que Alemania necesitaba obtener nuevo territorio, o espacio vital. Con esta tierra nueva se cumpliría el “destino histórico” del pueblo alemán, lo que explica por qué Hitler invade Europa, tanto por el este como por el oeste, antes de lanzar su ataque a Rusia. A nuestro juicio, después de leer y escuchar opiniones de expertos en estrategia militar, éste sería el mayor error de Hitler, que le ocurrió exactamente lo mismo que a Napoleón Bonaparte cuando lanzó su ejército por las estepas rusas hasta llegar a Moscú, donde quedó entrampado por la nieve.

Hitler se presentaba a sí mismo como el “Ubermensch”, término que en la traducción significa “Superhombre” que empleaba con frecuencia Friedrich Nietzsche en sus escritos, especialmente en su libro mayor: «Así Habló Zaratustra». Entre las fuentes a las que acudió Hitler para escribir «Mi Lucha», se destaca el libro «El Judío Internacional», del gran industrial norteamericano Henry Ford, financista de Hitler y gran admirador de sus ideas.

La aventura hitleriana era reinventar un nuevo capitalismo sobre la base de la intervención directa del Estado en el manejo de las variables económicas y levantar imperios asociando a empresarios amigos. En el campo de la economía esas experiencias se siguen haciendo con distintos grados de éxitos, dependiendo de la honestidad de los protagonistas.

Pero en el caso específico del nazismo alemán, se trataba de algo de mayor profundidad porque se sustentaba en una ideología racista que buscaba modificar el curso de las civilizaciones con preeminencia de las “razas superiores”.

El fracaso del comunismo en Rusia ha dado lugar a un capitalismo de Estado, donde existe una elite que goza de los privilegios que otorga estar cerca del poder. En Rusia están hoy los empresarios más ricos del mundo, pero en los sectores del pueblo más desposeídos se añoran las épocas de la dictadura colectivista porque le aseguraban la educación, la salud, y otros beneficios sociales de los que actualmente carecen. De todos modos, se advierte un resurgimiento de Rusia como superpotencia mundial dentro del concepto del poder multipolar.

EL DESAFÍO

El gran pensador y jurista estadounidense, Samuel P. Huntington, prevé que por vía del desafío demográfico, en el 2025 más del 25 por ciento de la población mundial será musulmana, o por vía del crecimiento económico, Asia estará entre las economías más fuertes del planeta, el poder y los controles de la civilización occidental se desplazarán hacia las civilizaciones no occidentales. Para muchos chinos y musulmanes, por ejemplo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos son creaciones occidentales, no universales. Estamos asistiendo al final de una era de progreso dominada por las ideologías occidentales y estamos entrando en una era en la que civilizaciones múltiples y diversas interaccionarán, competirán, y convivirán y se acomodarán unas a otras. Este proceso planetario de indigenización se manifiesta ampliamente en el resurgir de las religiones que está teniendo lugar en tantas partes del mundo, y más concretamente en el resurgimiento cultural en países asiáticos e islámicos.

LOS MULSULMANES

Ese crecimiento de la población musulmana es la gran preocupación de algunos sectores de poder en occidente, que por el contrario, se viene achicando demográficamente, en especialen el continente europeo. Por otra parte, entre los musulmanes el libro sagrado (El Corán) los unifica. Para ellos, el Libro contiene la palabra de Dios revelada a Mahoma por medio del ángel Gabriel.

El Corán toma muchos personajes que aparecen en los libros sagrados del judaísmo y el cristianismo (Torá y Biblia) y en la literatura devota (los libros apócrifos) con muchas diferencias en detalle. Personajes bíblicos muy conocidos como Adán, Noé, Abraham, Moisés, Jesús de Nazareth y Juan Bautista, aparecen mencionados como profetas islámicos.

Los musulmanes dicen del Corán que es la palabra “eterna e increada” de Dios; por ello, su traducción debería realizarse sin el menor cambio en la lengua originaria, el árabe clásico, lengua considerada sagrada a todos los efectos. Para los árabes, como para los chinos, la ideología tiene carácter instrumental, no constituye el fundamento de sus vidas. Les sirve y la utilizan como elemento que les permite avanzar en la mejor administración de los bienes materiales. No es un fin en sí misma. Es el medio por el cual se realizan los cambios materiales. Por otra lado, parten de concepciones filosóficas diferentes a las creencias occidentales.

LA GUERRA EN MEDIO ORIENTE

El tema de la invasión de Estados Unidos a los países árabes de Irak y Afganistán, para llevarles la “democracia”, es un claro ejemplo de la torpeza con que se han manejado los ideólogos del Pentágono, de que es posible trastrocar el rumbo de una civilización hacia lugares que no son de su pertenencia.

Recientemente, acaba de aparecer una información de que la UNESCO, ha dispuesto recuperar los tesoros culturales perdidos en Irak como consecuencia de la invasión norteamericana, sobre lo cual nos hemos referido en diversos comentarios de esta misma columna. El proyecto de restauración del Museo Nacional de Bagdad, que durante la guerra perdió entre 13.000 y 14.000 objetos culturales, estará a cargo del diplomático japonés Koichiro Matsura.

La guerra emprendida por los Estados Unidos en Medio Oriente tiene un costo de entre 5 y 8 mil millones mensuales. Se llevan gastados hasta el momento unos 400 mil millones de dólares y, proyectados, podrían superar los 800 mil millones.

La guerra de Corea (1951-54) tuvo un costo de 400.000 millones, la guerra de Vietnam de 600 mil millones. La actual, es la aventura militar más costosa de los últimos 60 años.
El mundo está pagando esta guerra provocada por los grandes intereses del complejo industrial-militar que maneja a la primera potencial mundial.

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