jueves, 29 de enero de 2009

“Israel debe ser tratado como en su día se trató al régimen del 'apartheid' sudafricano”

Entrevista con Alberto Arce, documentalista y cooperante

Xixón,27-01-2009,Rebelión.-

Nació en Xixón-Gijón hace 32 años y aunque estudió Ciencias Políticas sus inquietudes le han encaminado hacia el cine documental, con varios trabajos realizados en Irak y Palestina. La de Alberto Arce ha sido una de las pocas miradas de informadores europeos que el Ejército de Israel no ha conseguido apagar durante la última invasión de Gaza. El realizador de cine, que había accedido a territorio palestino a través del movimiento internacional Free Gaza el pasado mes de diciembre, ha sido testigo de excepción de la operación militar del 'Tsahal' y sus sangrientas consecuencias sobre la población palestina. De ello da cuenta en esta entrevista concedida a la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina.

-¿Lo que ha ocurrido en Gaza a lo largo de estas tres semanas han sido actos de guerra o una operación de genocidio?

-Definitivamente Israel comete el crimen de genocidio sobre la población palestina. La guerra o agresión no es más que una de las diversas plasmaciones del genocidio. Acercarse a estos 22 días de agresión israelí contra Gaza sin comprender que se trata tan sólo de un fotograma más, y lamentablemente no el último, de la secuencia que comienza en 1948 con la creación del Estado de Israel sobre la Nakba o desastre palestino, que convirtió en refugiadas a más de 750.000 personas es no querer comprender la realidad. El 70% de la población actual continúa registrada como refugiados, es decir, son los descendientes de aquéllos a quienes Israel primero desplazó, para luego ocuparles militar y directamente durante décadas; posteriormente encerró con muros, en lo que se llama ocupación perimetral, privándoles de sus derechos más fundamentales como el acceso a la libertad de movimientos, la alimentación, el trabajo y las medicinas básicas, y ahora ha bombardeado indiscriminadamente. El bloqueo al que Gaza lleva sometida desde hace casi dos años ya fue definido como preludio al genocidio por Richard Falk, relator especial de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para los territorios palestinos ocupados hace meses.

-¿Consideras, pues, que es un genocidio y que no ha comenzado con la invasión de diciembre?

-Si entendemos genocidio, según el derecho internacional, como el plan sistemático que consiste en la comisión, por funcionarios del Estado o particulares, de un exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivos de nacionalidad, etnia, raza o religión a través de la muerte y lesión a la integridad física o moral de los miembros del grupo, definitivamente Israel comete genocidio sobre la población palestina. Lo hacía antes de la última campaña sobre Gaza y lo perfecciona y desarrolla también sobre la población de Cisjordania.

-¿El objetivo real del 'Tsahal' con esta operación era eliminar infraestructuras y objetivos logísticos de Hamas, como se dijo desde un inicio?

-Israel puede definir sus objetivos con la libertad y los términos propios de quien no permite el trabajo de los periodistas extranjeros en el territorio. Cosa diferente es que continuemos dándole la más mínima credibilidad y reproduciendo su versión de los hechos. Israel ha bombardeado indiscriminadamente, hasta destruirlas casi por completo, el conjunto de infraestructuras de la administración pública palestina en Gaza, al igual que ha atacado a servicios médicos, hospitales, escuelas, instalaciones de las Naciones Unidas, oficinas de medios de comunicación y miles de viviendas civiles. Ha destruido tendidos eléctricos, carreteras, conducciones de agua y almacenes de alimentos. También ha bombardeado a Hamas. Pero es importante recalcar que aunque un miliciano disparase desde una casa llena de niños, cosa que no ha sucedido, ello no le permitiría atacar la casa, ya que atacar objetivos civiles supone una violación del derecho de la guerra. El nivel y amplitud de los bombardeos permite afirmar con rotundidad que Israel ha desarrollado una operación de castigo colectivo contra la población de Gaza con el único objetivo de introducir la sangre palestina como factor distorsionador de su campaña electoral. Secundariamente para desviar su debate político interno desde los problemas reales de la población israelí hacia cuestiones de pretendida seguridad que permitan situar en el exterior, especialmente en los palestinos, el centro de la supervivencia de su modelo organizativo, colonial, de 'apartheid' y ocupación beligerante.

-¿Israel advirtió a la población civil del comienzo de los ataques mediante el lanzamiento de octavillas o comunicaciones de otra índole?

-Definitivamente no al comienzo del ataque. Posteriormente comenzó a desarrollar una guerra de desgaste psicológico a través de octavillas lanzadas desde aviones y grabaciones aleatorias en los teléfonos privados de la población palestina. En dichas comunicaciones conminaba a la población a denunciar a los miembros de Hamas y les pedía que por motivos de seguridad abandonasen sus hogares. Se trata del mismo esquema de comportamiento seguido en 1948 con el objetivo de provocar un éxodo masivo de población que generase una situación de caos. No lo lograron. Pero infundieron miedo y desconcierto, ya que las llamadas y octavillas pocas veces se correspondían con los lugares realmente atacados.

-¿Cómo se ha desarrollado la invasión?

-Es imposible llamar invasión a lo que hemos presenciado. Se ha tratado de un bombardeo masivo e indiscriminado desde el aire, la tierra y el mar. Seguido de una serie de incursiones que aprovechaban la existencia de zonas vacías de población en los lugares en los que se encontraban las antiguas colonias judías desalojadas en 2005. Durante la noche, los tanques y los francotiradores avanzaban, para retroceder y protegerse durante el día a través de francotiradores. Las zonas urbanas en las que se situaron eran precisamente aquéllas en las que no se planteaban combates directos con la milicia de Hamas, con más afán propagandístico que capacidad real de afectar a Hamas, que se limitaba a retroceder a posiciones más seguras y esperar. Ni Israel pretendía enfrentarse a los milicianos ni los milicianos cayeron en la trampa que se les tendía. La estructura de Hamas apenas ha sido afectada por esta operación de castigo, ya que para ello habría sido necesaria una invasión real, profunda y duradera en los campos de refugiados que no ha tenido lugar. Se ha tratado de una invasión parcial, de zonas no útiles y con poca presencia armada. Una mera operación de castigo colectivo y propaganda.

-¿Ha empleado el ejército israelí fósforo blanco, cuyo uso en zonas pobladas está prohibido por las Convenciones de Ginebra?

-Sistemáticamente, como las numerosas fotografías, grabaciones y testimonios de muy diversas fuentes han demostrado desde el primer día en que el fósforo comenzó a caer sin ningún recato ni intento de ocultación. La escuela de refugiados de Beit Lahie, el hospital Al Qds de la Media Luna Roja o el almacén de alimentos de Naciones Unidas son tan sólo los ejemplos más evidentes. Numerosos núcleos de población densamente habitados y casas particulares han sido arrasados con fósforo blanco.

-¿Qué efectos ha causado esta arma química en Gaza?

-Destrucción generalizada, incendios constantes y duraderos casi imposibles de sofocar y un número indeterminado de personas quemadas con horribles perforaciones en su piel y las vías respiratorias seriamente dañadas.

-En cualquier caso, parece evidente que Israel ha violado de forma indiscriminada el derecho y la legalidad internacional con esta invasión.

-El mismo concepto de ataque indiscriminado sobre población civil es absolutamente ilegal. El bloqueo al que se somete la Franja desde hace dos años es absolutamente ilegal. La denegación de entrada a los suministros humanitarios que convierte en encomiable y admirable concesión israelí la excepcionalidad y el mero hecho de permitir el paso de algunos camiones cuando los pasos deberían estar permanente abiertos es absolutamente ilegal. Atacar ambulancias, clínicas, hospitales, escuelas, centros de evacuación, instalaciones y personal de la Cruz Roja y de las Naciones Unidas es absolutamente ilegal. Este ataque ha supuesto un manual sistemático y perfectamente organizado de violación de las Convenciones de Ginebra.

-¿Consideras que la actitud de la UE y de la Liga Árabe ha estado a la altura de las circunstancias ante esta operación de genocidio?

-La comunidad internacional se convierte en cómplice de Israel. Ya no sólo por omisión, sino por su colaboración activa. Cuando la Unión Europea y sus estados miembro le venden armas a Israel o profundizan su acuerdo económico de asociación preferencial tan sólo una semana antes del comienzo del ataque, le están transmitiendo a Israel que tiene carta blanca para actuar. Cuando no aplican algo tan poco radical como los instrumentos de retorsión y presión que el derecho internacional recoge para sancionar este tipo de comportamientos se convierten en cómplices de Israel premiando su comportamiento y sugiriendo su prolongación. Cuando Egipto cierra la frontera de Rafah se convierte en responsable del bloqueo de la Franja de Gaza al mismo nivel que Israel lo es. La población palestina es utilizada como moneda de cambio, intercambiable y sacrificable en el tablero de la geopolítica regional en una orquesta dirigida a la perfección por Estados Unidos y coreada por la Unión Europea y la mayoría de los países árabes.

-Bolivia y Venezuela han roto relaciones diplomáticas con el Estado de Israel. ¿Compartes ese tipo de medidas?

-Llamar a consultas a los embajadores israelíes, tal y como contemplan los principios más básicos del derecho diplomático, es el comportamiento que se estudia para este tipo de casos en las facultades de Derecho y Ciencias Políticas. Si nosotros, cuando somos estudiantes, no explicamos que ésta es la medida que hay que adoptar, suspendemos; si nuestros diplomáticos las obvian, se les premia. ¿En qué mundo al revés vivimos? Los estados que han avanzado en la radicalidad de desarrollar comportamientos no sólo legales sino evidentes en tanto aplicación de las normas que las naciones civilizadas se han dado para regular su convivencia son, hoy en día, garantes de una mínima defensa de la justicia internacional.

-¿El Estado español suspenderá su comercio o tráfico de compraventa de armas con el Estado israelí tras todo lo que el mundo ha visto estos días?

-Lamentablemente, los intereses económicos que subyacen a dicho comercio son probablemente mucho más fuertes que los principios éticos y de respeto a la legalidad internacional que nuestro gobierno dice defender. En una política de hipocresía y doble rasero como la que el gobierno mantiene respecto a la aplicación del derecho internacional en lo que se refiere a la retirada de nuestras tropas de Irak y el comercio de armas, no sólo con Israel sino con toda una serie de estados que las utilizan de manera ilegal, poco se puede esperar de ellos. Sólo el mantenimiento firme e incremento del ciclo de movilización ciudadana que hemos visto las últimas semanas y el ejercicio de un voto consciente hacia partidos más coherentes y comprometidos con la justicia y la legalidad podrían modificar esta realidad a medio y largo plazo.

-¿Eres partidario del bloqueo a los productos israelíes que promueven las redes de solidaridad con Palestina?

-La sociedad palestina lanzó ya en 2005 una convocatoria global a una campaña de boicot, desinversiones y sanciones contra el Estado de Israel en tanto éste no cumpla con sus obligaciones ante el derecho internacional. No se trata sólo del boicot a productos que podemos ejercer como consumidores responsables sino de las desinversiones en el ámbito empresarial y cuanto suponen de aislamiento de la economía de la ocupación y de las sanciones a aplicar en el marco de las relaciones institucionales. Israel debe ser tratado como en su día se trató, a través de una campaña masiva de resistencia civil noviolenta, al régimen del 'apartheid' sudafricano. Es la medida más efectiva de solidaridad con el pueblo palestino que se puede aplicar desde el concepto de acompañamiento a una lucha que surge de las organizaciones palestinas y a la que podemos colaborar en la práctica. Ha pasado la época del lamento ante el televisor y toca el comportamiento proactivo. Palestina no necesita dinero ni ayuda humanitaria sino solidaridad política.

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