viernes, 2 de enero de 2009

El año nuevo musulman

13.000 magrebíes del País Vasco celebraron ayer el inicio del calendario musulmán

SAN SEBASTIÁN,30.12.08, diariovasco.com, J. MUÑOZ.-

DV. Los más de 13.000 inmigrantes magrebíes empadronados en Euskadi, de los cuales 10.000 proceden de Marruecos, celebraron el año nuevo ayer, tres días antes que los vascos. Esta fiesta musulmana, que por primera vez en mucho tiempo casi coincide con la cristiana, equivale al 1 de enero de Occidente y marca el comienzo de uno de los meses sagrados de los mahometanos: el Muharram, expresión que podría traducirse como prohibición de actos hostiles.

En esta fecha, el Islam conmemora la huida de Mahoma a Medina desde La Meca, hecho que ocurrió en 622 y que se conoce como la Héjira. Sin embargo, las masacres del Ejército israelí en la franja de Gaza han otorgado un cariz distinto a la festividad religiosa, pues las organizaciones que representan a los magrebíes del País Vasco se sumaron ayer a las movilizaciones mundiales en favor del pueblo palestino y organizaron una protesta en Bilbao, frente a la Agencia Europea para la Seguridad en el Trabajo. «No es día para hablar de celebraciones», aseguraron en la mezquita Assalam. «Denunciamos la pasividad de la política exterior de la Unión Europea y su complicidad con la política genocida del sionismo», agregaron en un comunicado.

Cristianos y musulmanes viven juntos en Europa, pero miden la historia y el tiempo de forma diferente. Cuando los primeros se coman las doce uvas a las 0.00 horas del próximo jueves, y abran la puerta a 2009, los 1,2 millones de inmigrantes que profesan el Islam en España, y los cerca de 15 millones en Europa occidental, habrán comenzado el 1430. Esa diferencia se explica porque los mahometanos empiezan a contar desde la Héjira y porque, además, utilizan un calendario lunar con años de sólo 354 y 355 días.

Los babilonios fueron los primeros que se fijaron en la Luna para medir el tiempo, y los meses judíos también arrancan en luna nueva, pero fue Mahoma quien decidió que la vida espiritual de sus seguidores se regiría estrictamente por los ciclos del satélite y no por el sol, una fórmula que había introducido César en Roma con el calendario juliano de 365 días y un cuarto. Un año islámico consta de doce meses, pero de sólo 29 y 30 días. Ahora bien, para que esa división del tiempo se acomode a los ciclos lunares, el Islam introdujo una variable. Determinó un cuadrante de 30 años, en el que 19 tienen un mes final de 29 días y el resto, de 30.

De todos modos, para un musulmán devoto del País Vasco, el calendario es algo más que una herramienta con la que organizar el trabajo, el curso escolar, los fines de semana y las vacaciones; es también una forma para expresar la fe en Alá. Así, los ciclos lunares marcan los momentos decisivos de la vida religiosa como el Ramadán, que es el noveno mes dedicado al ayuno, y el Dhu'l-Hijja, que es el mes decimosegundo, en cuyas dos primeras semanas se concentran las peregrinaciones a La Meca, conocidas como el hachch.

Sumisión

Girar al ritmo de la Luna plantea, no obstante, sus problemas. Como el calendario islámico no coincide con los 365 días de las estaciones, el Ramadán, el hachch y el Muharram se celebran siempre diez u once días antes que el año anterior, lo que explica que una misma fiesta islámica pueda celebrarse en verano o invierno. «Las desventajas cotidianas de este tipo de calendario no son más que un ejemplo de la sumisión de los buenos musulmanes a la voluntad de Alá», explica el historiador Daniel J. Boorstin en el libro Los Descubridores.

Sin embargo, este año nuevo ha llegado con una peculiaridad: las ruedas del tiempo solar y lunar -o cristiano y musulmán, si se quie-re- casi se han cruzado, y el primer día del mes de Muharram ha estado a punto de solaparse con la mundana Nochevieja occidental, como en un insólito eclipse navideño. Aún así, los acontecimientos son muy distintos. Mientras los cristianos se dan festines e intercambian regalos hasta el 6 de enero, el Muharram se conoce en el Islam como el «mes de la aflicción», pues entonces se produjo el martirio de Hussein Ibn Alí, el nieto de Mahoma, en la ciudad iraquí de Kerbala (680). Desde su muerte -le hicieron pasar sed, lo lancearon y luego le cortaron la cabeza- los chiíes creen en el regreso del Iman Oculto al final de los tiempos.

La memoria de Hussein ha hecho que el décimo día del Muharram (axura) sea de ayuno y duelo entre los chiíes. La televisión nos volverá a mostrar a los peregrinos que acudirán durante esa jornada a Kerbala para representar el martirio de su antepasado, gritando «Ven Hussein». Una especie de 'semana santa', pero en enero.

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