Lima tiene muy claro por qué ha apuntado a Religión Islámica a su hija Maina, de 7 años. «Las religiones dan a los niños unos principios, unos valores, unos límites. Cosas tan importantes como el respeto a los mayores, ayudar a los débiles, rechazar la violencia... El Islam, además, les enseña a respetar otras religiones, y eso es bueno. El Islam no es extremista», dice Lima a las puertas del colegio Miribilla de Bilbao, uno de los tres que imparten desde este mes la materia. Una explicación en la que coincidirían la inmensa mayoría de padres que envían a sus hijos a Religión Católica.
Esta mujer de 30 años nacida en Mauritania vive desde hace dos años en la capital vizcaína. Es madre de cuatro niños de entre 2 y 7 años. Habla árabe y castellano -vivió durante muchos años en Cuba, donde se licenció en Derecho-, lee el Corán en casa y reza siguiendo el ritual musulmán. «Quiero que mis hijos entiendan lo que hago cuando estoy orando de rodillas en el pasillo y en dirección a La Meca», comenta divertida. Desea, además, que los niños «conserven las costumbres y tradiciones de su religión, de su cultura». Por ese mismo motivo, sus hijos acuden a clases extraescolares de árabe en Miribilla. «Y en la escuela estudian en euskera, castellano e inglés», añade.
Aprender oraciones
En el patio de la escuela bilbaína en la que trabaja Nouzha se concentran los padres que llegan a recoger a sus hijos, entre ellos los que integran la comunidad musulmana y envían a sus hijos a las recién estrenadas clases de Islam. A las madres se les reconoce porque, una gran parte de ellas, van ataviadas con el hiyab y hablan en árabe. Por suerte, Lima, una joven amable y culta, se ofrece a actuar de intérprete. «El primer día de clase mi hijo ya había aprendido una oración», cuenta Nabia contenta, madre de Jabib Mustafa, de 7 años. Jabib lo pasa «muy bien» porque la profesora les cuenta «historias». Esta mujer argelina no lo duda: quiere que sus hijos no pierda su religión. Los pequeños van también a la mezquita los domingos.
«La profesora nos ha explicado la Fiesta del Cordero y el viaje del profeta desde La Meca, y hemos leído el Corán. Es muy bonito», cuenta Nora, de 8 años, alumna de Nouzha. La niña describe sus primeras clases de Islam con naturalidad - «también me gusta la Plástica», dice- en el patio del centro escolar, junto a sus hermanos Adam e Ismael, que charlan en árabe con sus padres.
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