domingo, 21 de septiembre de 2008

Ley de mezquitas da a Italia poder para controlar Islam

Roma,21,09,2008,(Reuters).-

La Liga Norte de Italia, aliada del primer ministro de centroderecha Silvio Berlusconi, busca limitar el crecimiento del Islam en el centro mundial del catolicismo frenando la construcción de mezquitas a través de estrictas nuevas regulaciones.

Los inmigrantes musulmanes que usan Italia como una ruta hacia Europa ya perciben un anticipo de la desconfianza con la que muchos europeos ven a su religión, debido a que muchos proyectos de mezquitas y recintos de oración han sido bloqueados por la oposición de residentes italianos locales.

Pero si la Liga Norte logra aprobar su ley en el Parlamento -donde la coalición de Berlusconi tiene una fuerte mayoría- Italia pronto tendrá una nueva legislación que efectivamente bloquee la construcción de nuevas mezquitas en gran parte del país.

La Liga ha usado su control del Ministerio de Interior de Berlusconi, desde donde lo ayudó a volver al poder, para conseguir la aprobación de severas leyes contra los inmigrantes ilegales.

Ahora ha volcado su atención a la religión de los recién llegados, envalentonados con encuestas que muestran que muchos italianos desconfían de los musulmanes y que un tercio de ellos no quiere una mezquita en su barrio.

La Liga del Norte le ha "complicado la vida al componente islámico en todo sentido y especialmente en lo referente a los lugares de adoración," dijo a Reuters el presidente del Instituto Cultural Islámico de Milán, Abdel Hamid Sha'ari.

No sólo los inmigrantes ilegales o recién llegados se sienten poco bienvenidos, sino también los residentes musulmanes instalados como Jihad Amor, quien dijo: "Hace 17 años que pago impuestos y todavía no me siento en casa."

"Todavía hay situaciones en las que me siento incómodo o extraño porque ellos (los italianos) no me ven como a alguien que está integrado," aseguró dijo Amro, un palestino.

Las protestas anti musulmanas de la Liga con frecuencia han llegado a los titulares, como cuando Roberto Calderoli, ahora un ministro de gabinete, paseó un cerdo sobre el emplazamiento propuesto para una mezquita para profanar el suelo o lució una camiseta del profeta Mahoma, provocando disturbios en Libia.

La Liga preside muchos ayuntamientos en el próspero norte, la patria que denomina "Padania," que también es hogar de la mayoría de los inmigrantes italianos y de su más de un millón de musulmanes.

Considerando que en algún lugar del país cada cuatro días se conceden permisos para una nueva mezquita o recinto de oración, el parlamentario de la Liga Norte Andrea Gibelli dijo a Reuters: "Veo esto como una colonización irrestricta de nuestra cultura."

NADA DE MINARETES

Gibelli, el autor de la ley que aguarda la aprobación del gabinete, dice que las mezquitas no fomentan la integración y que "con frecuencia son lugares de adoctrinamiento cultural, vinculados a veces con el terrorismo internacional."

Bajo la excusa de que los musulmanes pueden "rezar en cualquier parte" y no necesitan de una mezquita, los aliados de Berlusconi han impedido a la comunidad islámica construir su propio lugar de adoración en la capital comercial de Italia, Milán.

Se vieron obligados a instalar una mezquita provisoria sobre el pavimento fuera de un garaje transformado en velódromo, inspirando a los legisladores islámicos de Egipto a exigir sanciones contra Italia.

"Los musulmanes en Italia tienen el derecho de abrir algunos recintos de oración o mezquitas formales." declaró el presidente de la Liga Musulmana Mundial de Italia, Mario Scialoja.

"Puedo entender que algunos partidos políticos o comunidades italianas puedan tener problemas con ver una mezquita construida en su zona, ya que podría afectar el valor de su propiedad.

Pero debe encontrarse una solución," aseveró a Reuters.

En este momento se están rechazando los pedidos para construir mezquitas en Venecia, Boloña, Trento y Treviso, entre otras localidades.

En Trento, la Liga ha reunido 15.000 firmas y en Treviso ha denominado a los jóvenes musulmanes del lugar "extremistas."

La ley de la Liga prohibiría que se construyan mezquitas a menos de un kilómetro de una iglesia, obligaría a los imanes a hablar italiano, vincularía el tamaño del recinto al número de feligreses en la congregación y les prohibiría a los muecines usar altavoces para llamar a los fieles a rezar.

Prohibiría los minaretes y, de modo crucial, les daría la última palabra a los residentes del lugar por medio de un referéndum, lo que efectivamente significaría que no haya nuevas mezquitas en las zonas del norte dominadas por la Liga.

"Nadie quiere construir una mezquita o abrir un recinto de oración cerca de una iglesia católica," replicó Scialoja, un ex embajador italiano en Arabia Saudita que se convirtió al Islam dos décadas atrás.

"Las mezquitas deberían estar ubicadas en las zonas donde viven los musulmanes y donde no provoquen o creen problemas para la población italiana circundante," señaló.

Isabella Fanicula, quien vive cerca de la última ubicación de la mezquita itinerante de Milán, pregunta: "¿Por qué tienen que quedarse aquí en medio de toda la gente? La gente tiene sus casas aquí.

Ellos deberían irse, a algún lugar en el campo."

Pero el destino de una mezquita en Colle Val D'Elsa, en la zona rural de la Toscana, retrasada por la feroz oposición de la gente del lugar, sugiere que las mezquitas construidas en zonas al interior tampoco prosperarán.

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