lunes, 15 de septiembre de 2008

29 días de ayuno para la felicidad

Ni comida, ni bebida, ni humo puede bajar por la garganta de los musulmanes durante el mes de Ramadán entre la salida y la puesta del sol. Tampoco se permiten las relaciones sexuales. Miles de musulmanes en Eivissa siguen estos dogmas al pie de la letra porque aseguran que así obtienen la paz interior, la felicidad y la satisfacción. Pero no sólo eso, además durante ese mes los corazones se ablandan, se suavizan, por lo que la fiesta de fin de Ramadán es la ocasión ideal para perdonarse o reconciliarse con los enemigos. En esta fiesta el sentimiento es contradictorio: por un lado alegría por el fin del ayuno y por otro melancolía.

EIVISSA,15 de septiembre de 2008,diariodeibiza.es, ALICIA ZUNZUNEGUI .-


Sopas, frutas, dátiles, huevos y dulces son los alimentos estrella. Lorena Portero

Desde hace más de mil años, los creyentes musulmanes ayunan un mes al año durante el Ramadán. Este ayuno consiste en que nada puede bajar por la garganta desde que sale el sol hasta que se pone, ni comida, ni bebida, ni humo. Tampoco pueden mantenerse relaciones sexuales hasta que se pone el sol.

Para los seguidores de Alá, el Ramadán es un acto de adoración, un ejercicio de la fuerza de voluntad con efectos espirituales y sociales muy positivos. Por un lado, el que ayuna se parece a Dios, ya que Dios también se priva de todo lo que viene de fuera. Por otra parte, crea unidad entre las personas. Todo el mundo ayuna, tanto débiles como fuertes, tanto ricos como pobres. Esto crea un clima de igualdad, paz y tranquilidad, a la vez que sirve para solidarizarse con toda la gente que pasa hambre en el mundo.

Para el representante de la comunidad musulmana en Eivissa, Abdelhak Diki, «el Ramadán es un período de reflexión, una época que te hace pensar». El mediador cultural de Santa Eulària, Saladí Costa, considera que el ayuno «abre una dimensión interior de felicidad, quietud y satisfacción».

En cuanto a los efectos sobre la salud, Costa piensa que, si se hace bien, no son negativos, sino todo lo contrario. «Muchas veces los médicos recomiendan ayunar porque es una manera de limpiar el organismo y liberar energía -asegura-. Hay que tener en cuenta que en el proceso de la digestión invertimos el 30 por ciento de la energía vital». Diki, por su parte, asegura que el cuerpo humano puede compararse a una máquina, y que dejar de comer durante el día es beneficioso para el organismo porque es como dejar reposar el motor.

Cuando se pone el sol, el imán se dirige a la mezquita de Eivissa para comer un pequeño aperitivo de dátiles con leche y hacer la correspondiente oración. Una vez finalizada, Diki se dirige a su casa junto a su mujer y su hijo para hacer un gran desayuno con dulces, batidos de frutas, sopas y huevos cocidos. Después del manjar y de pasar un rato con su familia, el imán se acuesta y ya no vuelve a comer hasta el día siguiente sobre las cinco y media de la madrugada, justo antes de que salga el sol. «Hay gente que se levanta a mitad de la noche a comer y, así, hace tres comidas. Cada uno tiene libertad para llevar a cabo el Ramadán a su manera, como le sea más cómodo», asegura Diki.

Durante el mes de ayuno, se recita el Corán entero. Para lograrlo, además de las cinco oraciones diarias de siete minutos que hacen durante todo el año, los musulmanes deben hacer dos rezos extra de veinticinco minutos cada uno. Las oraciones ordinarias se hacen durante el día entre las seis de la mañana y las diez de la noche aproximadamente. Las dos que se hacen sólo durante el Ramadán se rezan una antes de la primera de la mañana y la otra después de la última de la noche.

Celebración

Cuando el mes de ayuno llega a su fin, los musulmanes tienen un doble sentimiento, según explican: alegría porque ya pueden desayunar, pero a la vez melancolía. Pese a todo, el fin del Ramadán es celebrado por todo lo alto. Se empieza haciendo un pequeño desayuno y después todo el mundo (hombres, mujeres y niños) se dirige a un lugar grande, como un polideportivo o un descampado, para hacer una oración conjunta. Al rezo le sigue un sermón del imán y, cuando acaba, toda la gente se saluda y se felicita. Es el momento de perdonarse y reconciliarse con los enemigos, ya que los corazones están ablandados por el mes de ayuno.

Más de 10.000 musulmanes viven actualmente en Eivissa, entre los cuáles hay unos 7.000 practicantes. Los que más abundan son los marroquíes, aunque también los hay procedentes de Argelia, Mauritania, Túnez, Libia, Senegal o Mali.

El noveno mes lunar

El mes de Ramadán es el noveno mes lunar del calendario islámico, y se empieza el ayuno con la aparición de la luna al final del octavo mes lunar. Este año, el inicio del Ramadán ha coincidido con el primer día del mes de septiembre, y el final llegará 29 días después, si el cielo no está nublado y puede apreciarse la luna creciente. Cada año, el ayuno empieza doce días antes, por lo que, al cabo de 35 años se habrá celebrado en todas las estaciones. La hora en que sale y se pone el sol se calcula con exactitud. Este año, el uno de septiembre se puso el sol a las 20,30, y el último día del mes se pondrá una hora antes, a las 19,30.

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