sábado, 16 de agosto de 2008

Festejos en 'La bonita' Almogía

Este municipio celebra cada año en el ecuador del mes de agosto su fiesta grande, en la que no faltan actividades para todos los públicos y degustaciones gastronómicas

Almogía,16.08.08,diariosur.es, JAVIER ALMELLONES/PDS.-


Festejos en 'La bonita' Almogía
FIESTAS. El municipio acoge estos días su feria patronal.

la guía útil

Cómo llegar

Acceso: Desde el barrio malagueño de Puerto de la Torre se accede directamente a Almogía. Basta con seguir la carretera en dirección a Antequera.

Cuándo ir

Fin de semana: Tanto hoy como mañana se celebra la recta final de la Feria de Agosto, en honor de la Virgen de la Asunción y los patronos San Roque y San Sebastián. Mañana domingo al mediodía habrá una degustación de gastronomía.

Qué comprar: En el pueblo se trabaja el esparto y es posible adquirir algún utensilio o adorno de este tipo de artesanía. También hay establecimientos donde se vende cerámica.
EL ecuador de agosto es, sin duda, la fecha que más ferias patronales aglutina en el calendario de la provincia de Málaga. Es la época del año en la que más población se registra en las localidades del interior y, por tanto, un buen momento para celebrar este tipo de festejos. Así ocurre, por ejemplo, en Almogía, una villa muy cercana a Málaga que celebra desde el pasado jueves su fiesta grande, la feria que se dedica a la Virgen de la Asunción y a los patronos San Sebastián y San Roque.

Este evento aglutina tanto a los vecinos de la localidad como a los de otros municipios cercanos, ávidos todos ellos de este tipo de celebraciones en el interior. Tanto hoy como mañana se pondrá el broche final a esta feria de agosto, que contempla en su programa actividades como actuaciones de grupos locales, juegos deportivos o teatro. Los festejos tienen dos escenarios distintos, la feria de noche, que se desarrolla en el recinto situado en la avenida Juan Carlos I, y la feria de día, que tiene lugar en la plaza de la Constitución. Precisamente, en este último emplazamiento habrá mañana domingo una degustación gastronómica para vecinos y visitantes. En torno a las dos de la tarde, se repartirán entre los asistentes raciones de gazpacho, asadura con tomate o con salsa de ajo, pipirrana, ensalada de pimientos asados o embutidos. Esta comida popular es una forma de demostrar el carácter abierto y afable de los moriscos, gentilicio con el que denomina a los visitantes de este municipio.

Pero visitar Almogía en esta época del año también puede ser un ejercicio de acercamiento a uno de los municipios más pintorescos de la provincia de Málaga. El pueblo, situado entre las comarcas del Valle del Guadalhorce, la Vega de Antequera y Los Montes de Málaga, conserva todos los rasgos típicos de un pueblo de interior, pese a que se encuentra a escasos kilómetros de la capital de la Costa del Sol, de la que, por cierto, es limítrofe. Para acceder hasta la localidad basta dirigirse al popular barrio malagueño de Puerto de la Torre y continuar en dirección a Antequera. Tras pasar por una sinuosa carretera el viajero alcanza esta villa, conocida por los árabes como Al-Mexia, lo que en una traducción actual se podría considerar como 'la bonita', si bien algunos historiadores señalan esa denominación como la alusión al linaje de la tribu bereber que la pobló, los al-mexíes. De cualquiera de las formas, su casco urbano evidencia claramente su origen árabe. Nada más llegar hasta el núcleo de población el visitante comprueba cómo una amalgama de casas blancas se adaptan a la inclinación de la ladera sobre la que se asiente. Este conjunto arquitectónico, que irradia la blancura típica de los municipios de origen andalusí, está coronado por los restos de la antigua fortaleza musulmana, de la que prácticamente sólo queda la Torre de la Vela.

Esta fortaleza fue de vital importancia durante el siglo XV, ya que fue uno de los baluartes defensivos estratégicos de la convulsa y dilatada Reconquista de los territorios del reino Nazarí. El castillo, al igual que Almogía, fue tomado en 1487 y, una vez ocupado por las tropas cristianas, sirvió para controlar a la población morisca de la zona. Poco de esto se puede adivinar en la torre que aún queda en pie, aunque merece la pena una visita hasta estas ruinas para contemplar las impresionantes vistas que se tienen del entorno y comprender así la importancia de este recinto amurallado en el pasado.

Recorrido peatonal

El acceso a los restos de la fortaleza se puede realizar desde una de las calles situadas en la zona alta del casco urbano. Desde allí el visitante se puede proponer un interesante recorrido peatonal por las sinuosas vías del municipio. En este paseo urbano, se puede ratificar el tipismo de sus calles, muchas de ellas adornadas con macetas de coloridas flores. También se conserva un curioso pasaje angosto y cubierto que se asimila a uno de los vestigios medievales de la villa. Este pasadizo sirve para unir dos calles del pueblo y se ha convertido en todo un atractivo visual para aquellos que buscan el encanto de los pueblos de origen árabe.

Este recorrido por las calles de Almogía no puede obviar algunos de sus monumentos más interesantes, como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, situada entre la plaza principal del pueblo y las calles más antiguas de la localidad. Existen indicios de que la parroquia fue erigida en el siglo XVI, aunque también se sabe que su estructura quedó muy dañada por el terremoto que asoló buena parte de la provincia a finales del siglo XIX. Por tanto, el aspecto actual, tanto exterior como interior, responde en gran parte a su posterior reconstrucción. Sin embargo, sí cabe reseñar que su patrimonio es muy interesante. Así en su interior se puede apreciar aún la armadura de madera de la cubierta y un impresionante lienzo de San Pablo Ermitaño, datado en la segunda mitad del XVIII, aunque se desconoce su autor. Entre las imágenes también se conservan algunas de esa misma época, como la Inmaculada o un Niño Jesús.

Otro de los edificios religiosos de interés es la ermita del Sagrado Corazón de Jesús, ubicado en la zona alta del pueblo. El templo está levantado junto a lo que fue el convento del mismo nombre y está pendiente de una remodelación, ya que su aspecto actual y su propia estructura no es el más deseable. Pese a ello, merece la pena visitar esta capilla, en la se venera a San Roque y San Sebastián, y la pequeña plaza en la que se ubica. Otra construcción con fin religioso es la Capilla del Santo Cristo, situada muy cerca de la plaza principal. Se trata de un pequeño templete que tuvo su origen en el XVII, aunque sufrió una importante reforma dos siglos más tarde.

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