"La Alhambra es uno de los mayores museos de caligrafía árabe: tiene inscripciones de todas clases". Quien dice esta frase sabe muy bien de lo que habla. Es José Miguel Puerta, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Granada, que ayer presentó su libro La aventura del cálamo: historia, formas y artistas de la caligrafía árabe, el primer libro de estas características que se publica en España. En él, Puerta analiza la historia de la caligrafía árabe y los mejores calígrafos que ha habido a lo largo de la historia.
El volumen, de 400 páginas y más de 350 ilustraciones comentadas, es un pormenorizado análisis de la historia de la caligrafía. También recoge información sobre 333 hombres y 67 mujeres expertos en caligrafía. Se trata, pues, de una obra de enorme interés para los estudiantes de árabe o los interesados en la cultura musulmana.
"El libro tiene una larga gestación", explica José Miguel Puerta. "Yo hice la carrera de Historia del Arte e hice mi doctorado sobre la estética en el mundo árabe. Estudié todas las inscripciones de la Alhambra. Eso era a mediados de los años ochenta.
Fue reuniendo material y me dí cuenta de que no existía ningún libro sobre la caligrafía árabe en español. En 2004 me puse a escribir el libro, que terminé el año pasado".
Puerta analiza los diferentes tipos de caligrafía que existen en el mundo, desde la de Al-Ándalus hasta las grandes escuelas de Iraq o de Turquía. De los dos tipos de caligrafía árabe más comunes, la kúfica y la cursiva (la primera se caracteriza por utilizar consonantes más cuadradas y de trazado geométrico; la segunda es la que se ve más habitualmente) ha analizado todas sus variaciones y ha encontrado hasta sesenta tipos distintos. "Hay algunas caligrafías que son prácticamente ilegibles por lo laberínticas que resultan", afirma el investigador.
"A los calígrafos árabes siempre se les ha tenido mucha veneración, siempre se les ha prestado mucha atención", explica Puerta, que en su presentación de ayer en la Fundación Euroárabe, expuso ejemplos de los diferentes estilos de escritura y la complejidad de algo que es un arte en sí. En su origen, el árabe era un idioma prácticamente oral, pero con la llegada del Islam y la necesidad de dejar El Corán fijado para su difusión surgió la escritura. En un comienzo, las consonantes no usaban puntos que las diferenciaran unas de otras y la comprensión de palabras dependía del contexto. El Corán, sin embargo, sirvió para que se introdujesen los puntos para diferenciar las distintas consonantes y los signos diacríticos que representan a las vocales.
Con la expansión del Islam por diferentes lugares del mundo, la caligrafía fue obteniendo cada vez más y más valor. El hecho de que el Islam no permita la representación pictórica de Dios o de Mahoma hizo que la caligrafía y los versos del Corán fuesen utilizados como motivos artísticos. Los diferentes calígrafos empezaron a desarrollar la belleza en los trazos de la escritura.
El cálamo, una especie de cañita afilada en la punta para realizar trazos gruesos o delgados, se convirtió en uno de los objetos más apreciados en la cultura musulmana. Cada zona del mundo que profese el Islam y escriba en árabe ha ido desarrollando un tipo de caligrafía distinta. La del Al-Ándalus rápidamente se expandió por países como Marruecos, Túnez o Egipto. De hecho, la caligrafía que allí se sigue es la que se practicó en Al-Ándalus.
"Es una de las más influyentes", comenta Puerta, "aunque la caligrafía que ha llegado a más partes es la que surgió en Turquía con el imperio otomano. Ésa es una de las más influyentes".
El libro es una muestra de que, para los árabes, la caligrafía es la primera de las artes y el cálamo con que se escriben las letras uno de los instrumentos más preciados. Basta con mirar la Alhambra para entenderlo.
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