lunes, 21 de mayo de 2007

EL ISLAM Y LOS DERECHOS HUMANOS - 1

Si se me hubiera invitado a abordar tal tema tan solo hace unos años, con toda seguridad hubiera declinado la invitación debido a que este problema científico a penas había llamado la atención de la realidad política del mundo árabe-musulman. Sin embargo, el transcurso de los últimos diez años y, mas concretamente, estos últimos meses, imponen el desarrollo de tal conferencia ya que se han establecido relaciones intimas entre la problemática de los derechos humanos y los sucesos mundiales, por una parte, y entre estos mismos derechos y las relaciones internacionales, por otra. Relaciones que implican directamente al mundo árabe-musulman y a las grandes potencias mundiales.

Mas que en cualquier otra parte, la comunidad musulmana en Europa experimenta la amplitud del fenómeno y se enfrenta en su vida socioprofesional a preguntas a este respecto. El problema, en esencia cientifico-social, se va imponiendo como tema de actualidad y hace surgir, por eso mismo, una serie de ataques y odios pregonados contra el Islam: ¿Reconoce, el Islam, la dignidad humana?…

Unas preguntas entre otras que no pueden eludir nuestra cotidianidad, nos llegan con insistencia a través, fundamentalmente, de los temas de los congresos y conferencias oficiales, sabiendo que los que las plantean fingen desconocer que el Islam es una religión teista, de inspiración divina, decente y portadora de bien.

De hecho , el Islam, siempre a tratado de asegurarle al hombre su libertad, sus derechos y su dignidad en esta vida terrena. Dios, Majestuoso y Poderoso como es, dice a Su enviado: "No te hemos enviado sino como misericordia para los mundos".

Los derechos del hombre encarnan, desde entonces, una misericordia mutua entre los hombres, objeto mismo del mensaje del Profeta, y dan fe del comportamiento educativo y de la conducta de todos y cada uno.

"He sido suscitado para perfeccionar el buen comportamiento", certifica el Profeta.

Y, si hoy en día, la legislación de los derechos humanos simboliza la conducta ejemplar, esta claro que el Islam no puede sino alegrarse por ello. Las enseñanzas del Profeta objetivaban este pensar e introducían este principio.

La historia nos enseña que Rabia Ibn Amir, al ser preguntado sobre su venida por Rostom, rey de los persas, contesto: "Dios nos lo ha enviado, y Dios nos lo ha traído para conducir, a aquel que quiera, de la sumisión a los hombres a la exclusiva a Dios, de la estrechez de la vida terrena a la inmensidad de la del Mas Allá, de la opresión del politeísmo a la justicia del Islam".

Lo que se ha convertido en llamar en las instancias internacionales los derechos humanos, hace ya catorce siglos que el Islam había estructurado sus principios, de donde derivan algunas normas actuales.
En primer lugar citaremos la dignidad.

En efecto, al interpretar el siguiente versículo: "Hemos ennoblecido a los hijos de Adam y los hemos hecho transportar por tierra y por mar, los hemos gratificado con bienes lícitos y los hemos en rango por encima de muchas de nuestras criaturas", Tahab Ben Achour, de quien Dios tenga su alma, dedujo cinco méritos de los que gozan, por la gracia de Dios, los hijos de Adam. Cito seguidamente: la dignidad, la subsistencia, la predilección, la navegación y los viajes por tierra.

La dignidad esta fuertemente relacionada con el ser humano en tanto que tal, aunque no hubiera ninguno mas que él. Dios le concedió la dignidad. La predilección se desprende de la comparación con el resto de las criaturas. Resulta de esto que el hombre ostenta la dignidad por existencia y la predilección por comparación. Notemos, pues, que esto no atañe solo a los creyentes y, por lo tanto, no hay necesidad de afirmar su dignidad y su honorabilidad; el versículo afecta al hombre tal y como es, en su estado perfecto, ni rampante, ni volante, que lejos de ser animalesco, es mas bien de porte digno, erecto y reflexivo, eso de lo que debe acusar recibo cuando se le ofrece la elección de la sabiduría frente a la deriva.

En segundo lugar esta la igualdad.

Lejos de ser discriminatorio, racial o clientista, conviene que el criterio selectivo del Islam sobresalga por la puesta por escrito del comportamiento social del hombre. Así, humanamente, las personas son todas iguales, en esencia y en tanto que ser. Frecuentemente se recita en las plegarias semanales del viernes, el versículo decimotercero de la sura 49 (las viviendas): "Humanos, os hemos creado de un varón y una mujer, y os hemos repartido en pueblos y en tribus para que os reconozcáis entre vosotros". Igualmente: "Humanos, temed a vuestro Señor, que os ha creado de un solo ser, de el creo su esposa" (sura 4ª, las mujeres, versículo 1º).

Esta inevitable verdad, mencionada varias veces en el Corán, conduce a los hombres, a todos los hombres, a su propio origen, a sus primeros contactos relacionales a partir de un mismo padre y una misma madre. Son, pues, iguales tanto por su origen como por su existencia.

La Santa Palabra del Profeta tiene razón cuando dispone: "La gente puede ser dividida en dos grupos; los piadosos (queridos de Dios) y los perversos (desdichados de Dios)".

Se trata, pues, de la actitud de cada uno, medida por su piedad, que es la que define el criterio selectivo y predileccional entre los hombres.

Esta afirmación esta sostenida por el Profeta en su celebre disertación en su regreso a Meca, con ocasión de la peregrinación de la Despedida, en la que define la obra como una justa referencia entre los musulmanes y sus correligionarios, por un lado, y el resto de los creyentes, por otro. Por eso, no había misoginia alusiva, implícita o explícita, sino una igualdad comprobaba entre el varón y la mujer respecto a sus obras (buenas o malas), sus creencias y piedad reciprocas. "Las mujeres son hermanas de los varones", decía claramente el Profeta. "A todo aquel que practique el bien, varón o mujer, si tiene fe, le concederemos una hermosa existencia y le pagaremos su recompensa por la mejor de sus obras" (sura 16, las abejas, versículo 96). Unas palabras significativas y muy recordadas, que no es vano repetir cuando sea la ocasión.

En tercer lugar nos llega la libertad del culto; uno de los Derechos humanos establecidos por el Islam.

El Islam ha garantizado esta libertad dejando a los hombres la libre elección de su fe sin violencia alguna. Sin embargo, ha advertido que los que se echen atrás en tal decisión serán juzgados en consonancia. "No hay violencia en la religión, la luz se distingue del error" (sura 2, la vaca, versículo 256). Se aclara e ilumina, pero no se impone nada. Se deja hacer y se juzga la elección. La religión se arma de persuasión y de promesa formal del libre culto. La reconversión se hace por convicción y no por amor a los parientes. "No guiaras a quien quieras, sino que es Dios El que guía a quien quiere y El que conoce a los bien guiados" (sura 28, los relatos, versículo 56). "Y si tu Señor quisiera, todos los que trae la tierra creerían. ¿Eres tu, pues, quien obligara a los hombres a convertirse?" (sura 10, Jonas, versículo 99).

No hay, pues, presión alguna para la elección de culto e, igualmente, cada musulmán debe respetar las creencias de su prójimo, con respecto a quien, el Islam, ha previsto una legislación adecuada, regulando sus comportamientos en el seno de la comunidad musulmana. Otra muestra del respeto se encuentra en la palabra del Profeta reproducida por Tabarani: "Todo el que ultraje a un no musulmán, ofende a mi persona, y todo el que me ofende, ofende a Dios". La maledicencia de los no musulmanes se asocia con la ofensa a Dios y a Su Profeta; se trata, pues, de algo mas que de un testimonio de altruismo y de respeto hacia las demás religiones. Igualmente, la institución de la guerra solo se ha hecho con la idea de la defensa del Islam en caso de blasfemia o agresión, una evidencia que el Islam no pretende monopolizar. Dios afirma: "Y si Dios no repeliera unos hombres con otros, los campanarios y las sinagogas, los monasterios y los templos, en los que el Nombre de Dios se invoca con frecuencia, serian demolidos" (sura 22, la peregrinación, versículo 40). Todos los lugares de culto han sido citados sin discriminación alguna, por diferentes que sean.

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