El gobierno de la República Centroafricana y 14 grupos armados alcanzaron un acuerdo de paz después de su primer diálogo directo para poner fin a años de conflicto, informaron el sábado Naciones Unidas y la Unión Africana.
El acuerdo de paz representa una esperanza poco común para la empobrecida nación sin litoral, donde los combates interreligiosos e intercomunitarios han continuado desde 2013. Miles de personas han sido asesinadas y cientos de miles desplazadas en un conflicto que ha enviado a dos personas a la Corte Penal Internacional.
"Estoy decidido a trabajar con el presidente y su gobierno para abordar las preocupaciones de nuestros hermanos que tomaron las armas", declaró el director del gabinete de la República Centroafricana, Firmin Ngrebada, citado por la ONU.
Las partes firmarán el domingo un borrador del acuerdo, que se centra en el reparto del poder y un sistema de justicia transicional, informaron los medios de comunicación estatales de Sudán, citando al principal negociador sudanés, Atta al-Mananan. Se espera que el acuerdo final se firme el miércoles. Las conversaciones comenzaron el 24 de enero en Jartum.
“Este es un gran día para la República Centroafricana y todo su pueblo”, dijo el comisionado de paz y seguridad de la Unión Africana, Smail Chergui.
La lucha ha conllevado un alto riesgo de genocidio, advirtió la ONU. El conflicto comenzó en 2013, cuando los rebeldes Seleka, predominantemente musulmanes, tomaron el poder en la capital, Bangui. Las milicias anti-Balaka, en su mayoría cristianas, se resistieron. Decenas de mezquitas fueron quemadas. Sacerdotes y otros líderes religiosos fueron asesinados. Muchos musulmanes huyeron del país después de que las turbas decapitaran y desmembraran a algunas personas en las calles.
La cruel lucha en un país conocido más por los golpes de Estado que por la violencia interreligiosa fue tan alarmante que el papa Francisco hizo una audaz visita en 2015, quitándose los zapatos e inclinando la cabeza en la mezquita central del último barrio musulmán que queda en la capital, Bangui. "Juntos decimos 'no' al odio", dijo el pontífice.
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