Puerto Rico,30 de enero de 2017,elnuevodia.com,Gabriela Saker Jiménez
El imán Zaid Abdelrahim, exportavoz de la comunidad musulmana en la Isla, lamentó la orden Trump. (Archivo).
Ante la embestida del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para cerrar sus fronteras a personas provenientes de siete países de mayoría musulmana, en Puerto Rico se mantienen vigilantes.
Aunque el capítulo puertorriqueño de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, en inglés) no ha identificado a persona alguna que haya quedado detenida en los aeropuertos locales a consecuencia de la polémica orden, la alerta se ha prendido. Las autoridades federales controlan las fronteras, por lo que Puerto Rico está sujeto a la política migratoria del actual presidente estadounidense.
“Es una agenda política que en mi opinión va a polarizar el mundo más de lo que está polarizado”, lamentó el imán Zaid Abdelrahim, exportavoz de la comunidad musulmana en Puerto Rico.
Dicha comunidad, integrada por unos 3,500 practicantes de la religión musulmana y 10 mezquitas alrededor de toda la Isla, quedaría impactada con la orden ejecutiva de Trump. Esta prohíbe durante 90 días la emisión de visados a “países especialmente preocupantes”, -Irak, Irán, Libia, Siria, Somalia, Sudán y Yemen-, y suspende el programa de refugiados por 120 días.
“Devolverlos (a los refugiados de la guerra) va a ser un error grave. Estás ayudando a los grupos extremistas. Isis (Estado Islámico) ha matado, torturado y hecho la vida imposible más a los musulmanes que a cualquier otro grupo”, manifestó.
Al menos, parte del mandato de Trump ha quedado temporalmente suspendido, luego de que una jueza federal impidiera en la noche del sábado la deportación de personas con visado en regla que estuvieran en terreno estadounidense, como medida de emergencia en lo que se evalúan los méritos del caso.
William Ramírez Hernández, director ejecutivo del capítulo puertorriqueño de la ACLU, confía en que se pruebe judicialmente la “inconstitucionalidad” de la orden ejecutiva.
“Estados Unidos, a través de su política migratoria, está incurriendo en violaciones constitucionales al debido proceso de ley, a la igual protección ante las leyes y a la primera enmienda del derecho de religión y de culto. Prohibirle la entrada a personas musulmanas es discrimen”, sostuvo.
Aun así, pasados mandatarios se han amparado en que amenazas a la seguridad nacional justifican la violación de derechos constitucionales.
Combatiendo ese argumento, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló Nevares, se manifestó en contra de las órdenes ejecutivas. “La lucha contra el terrorismo, el radicalismo y la protección que todos queremos para los ciudadanos, se puede lograr sin menocabar los derechos humanos”, declaró.
El director de la ACLU recordó que la mayoría de los eventos de terrorismo en Estados Unidos han sido internos, mientras que Nora Vargas Acosta, presidenta de la Comisión de Derechos económicos, sociales y comunitarios del Colegio de Abogados, calificó como “contraproducente” la medida si busca salvaguardar la seguridad nacional, puesto que muchos de los que solicitan refugio “han sido aliados del gobierno de EE.UU.”.
En lo que el caso en el tribunal sigue su curso, la ACLU montará en Puerto Rico esta misma semana un comité compuesto por abogados diestros en derechos humanos y migratorios, con el propósito de investigar los efectos de la orden ejecutiva en la isla.
De acuerdo a Ramírez Hernández, ya Puerto Rico ha sufrido el embate de la discriminación, entre prohibiciones injustificadas para viajar u operativos exagerados. Sin embargo, dichos casos aislados han sido causados por las autoridades, no por la ciudadanía.
Pero, la retórica de Trump ha sembrado el temor. “Mucha gente piensa que podría ser el comienzo de una ola criminal discriminatoria contra musulmanes”, advirtió el imán Abderhaim con voz dolida.
Vargas Acosta coincidió que las expresiones de Trump “hostiles y xenofóbicas contra los musulmanes”, podrían darle legitimidad a sentimientos racistas y xenofóbicos que alberguen las personas. Sin embargo, los tres entrevistados coincidieron en que la población de Puerto Rico no ha dado muestra alarmante de que impere el odio y la discriminación.
“No queremos repetir el error cometido en la Segunda Guerra Mundial. Ninguna religión, biblia, templo sagrado, tiene piernas para caminar ni manos para agarrar. El que hace la paz o la guerra, el amor o el odio es el ser humano”, concluyó el imán.